Damaris Hurtado Pérez vio: ¿Por qué el príncipe Harry no debería casarse con Meghan Markle?

Splash News

Esta relación no deja de sorprendernos. 

Desde que el príncipe Harry hizo el osado anuncio de que salía con Meghan Markle, los fanáticos de la Realeza cuentan los días para el anuncio de compromiso de la pareja.

El hecho de que, sin precedentes, Harry haya reconocido en 2016 que tenía una relación marcó el fin de su vida de fiestas, que incluyó billares al desnudo en Las Vegas y amoríos fallidos.

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La idea de que el hijo menor y probablemente más sensible de Diana finalmente haya conocido a una mujer con quien compartir su vida pone al nuevo romance bajo una intensa presión. Esta presión sólo ha crecido con el tiempo (a Kate Middleton y al príncipe William les tomó casi una década llegar a la misma etapa).

La semana pasada Meghan estuvo muy triste en el set de su show de TV. Es probable que sea la última vez que la veamos como Rachel Zane, un papel que llamó la atención de Harry (se enamoró de Meghan después de ver Suits por dos años, antes de conocerla). Una vez que terminó de grabar en Toronto el pasado jueves, se fue en jet a Londres para estar junto a su novio. 

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Ahora no hay casi obstáculos en el camino para que Meghan se convierta en el miembro más nuevo de la familia real. La actriz de 36 años se mueve exitosamente hacia el círculo más íntimo de la Casa de Windsor.

A lo largo de los últimos 18 meses probó que tiene lo que hace falta para una vida dedicada a la Corona y para asegurar la estabilidad de la dinastía real. A principios de 2017 cerró su sitio web de estilo de vida, The Tig, y silenció sus redes sociales (donde antes compartía mucho), para reducir el riesgo de equivocaciones públicas.

También demostró que puede ser discreta, a pesar de estar completamente enamorada de un príncipe (¿quién no quisiera gritarle eso a los cuatro vientos?). Sus únicos comentarios sobre Harry han sido cuidadosamente considerados y breves, pensados para una revista dirigida a la alta sociedad.

Sus padres también han sido muy discretos: tanto Doria como Tom han permanecido en silencio a pesar de tener a la siempre hambrienta prensa internacional tocándoles la puerta. Asimismo hubo una serie de apariciones públicas junto a Harry,impecablemente ejecutadas, en los Juegos Invictus de septiembre, un perfecto gesto para demostrar que está calificada para ser una futura duquesa (la tradición dicta que probablemente le regalen un ducado a Harry cuando se case).

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Pero más importante, por supuesto, es que conoció a la reina.

La abuela de Harry es la única persona que se puede interponer entre su relación, gracias a una ley que dicta que ella debe aprobar los matrimonios de las primeras seis personas en la línea de sucesión al trono. Harry actualmente está de quinto lugar y llegará al sexto cuando nazca el tercer bebé Cambridge en la próxima primavera.

De acuerdo con una fuente cercana, en octubre ocurrió una reunión secreta entre Elizabeth II, Harry y Meghan en el palacio de Buckingham. A pesar de que es muy poco probable que la reina use con ellos su poder –ya lo hizo antes, cuando vetó el compromiso de su hermana, la princesa Margaret, con el previamente divorciado Peter Townsend en 1950–.

Como Peter, Meghan ya había estado casada una vez, pero su relación anterior no es un punto grave considerando que el papá de Harry, el príncipe Charles, eventualmente se quedó con su amante. Además, la familia aprendió una gran lección con la pareja fallida entre Charles y Diana, el tipo de desastre que no puede volver a ocurrir.

Sin importar si Meghan y sus dos perros, Bogart y Guy, deciden mudarse al departamento de Harry en el Palacio de Kensington, o si se muda a su propia casa (se le ha visto buscando propiedades con inmobiliarias), el público ya no pide saber si Harry y Meghan se casarán, sino cuándo. A pesar de que una lujosa boda real no parece ser el tipo de celebración que necesitamos ahora, probablemente lo mejor no es apurarse.

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Karwai Tang/WireImage

El ritmo del romance entre Harry y Meghan ha sido enloquecidamente rápido.

Después de pasar el diciembre pasado en Londres, luego de un romántico paseo para ver las luces del Norte en Año Nuevo, la pareja pudo tener unas semanas de felicidad doméstica en una propiedad de Nottingham. Pero en la primavera Meghan tuvo que regresar al trabajo. Aparte de una boda en Jamaica, unas vacaciones en África y algunas semanas robada aquí y allá, no han tenido demasiado tiempo juntos.

Ahora que Meghan finalmente está libre de su agenda de grabaciones, eso les dará tiempo para ver cómo lucirá su futuro en realidad, más allá de la etapa de luna de miel. Las relaciones a distancia pueden ser apasionadas e intensas, pero eso está muy lejos de la realidad del matrimonio en el estricto régimen de la monarquía británica.

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Kate y William lo hicieron funcionar gracias a un extendido periodo de transición que le dio a Kate el espacio necesario para entender realmente a qué estaba renunciando al casarse con el segundo en la línea de sucesión al trono. Los años de salir y vivir juntos también funcionaron de entrenamiento para ser princesa, así que Kate estaba completamente preparada para el momento en que dijo “Acepto”.

Como Meghan contó en su historia de portada en Vanity Fair: “Estoy segura de que habrá una época en que tendremos que salir y contar nuestra historia, pero espero que la gente entienda que este es nuestro momento. Esto es para nosotros. Es parte de lo que lo hace tan especial, que sea sólo nuestro. Somos felices. Personalmente, me encanta una gran historia de amor”.

A nosotros también.

No dudamos que Meghan y Harry tendrá un final feliz. Eventualmente. Ahora que ella está libre para pasar tanto tiempo como quiera con su novio, es más importante que nunca que se tomen el tiempo para conocerse verdaderamente.

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Sus breves momentos clandestinos con Harry han preparado muy poco a Meghan para una vida futura llena de incontables apariciones públicas y al mismo tiempo perder su privacidad y pasar sus días en una jaula de oro. Tiene que entender qué significa ser la mitad de una pareja real, porque nadie quiere que se repita la historia y que una esposa poco preparada llegue al palacio. No importa lo moderno que parezca su romance con Harry, sus responsabilidades reales nunca serán pocas. Así que mientras aumenta la presión pública para casarse, aguantarse por un tiempo será la mejor apuesta de Harry y Meghan para poder construir un vínculo que pueda durar toda la vida.

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